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Madre Mazzarello y la razón por la que sor Phyllis Neves nos visita
- Por Andrea Robles
- En: Noticias provinciales
- Publicado 23 Ago 2023
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Mañana 24 de agosto, en la mañana, muy temprano, por fin llega a nuestro país sor Phyllis Neves, Consejera Visitadora, que estará hasta el 25 de noviembre recorriendo las comunidades educativas de la Inspectoría, conversando con las hermanas, profesores, alumnos, padres y apoderados entre otros, para conocer la realidad de lo que vive cada comunidad.
Recordemos que sor Phyllis es la Delegada de la Superiora General, y visita las Inspectorías a ella confiadas, como hermana entre las hermanas, para reforzar la comunión del Instituto.
En días anteriores conocimos a esta Consejera Visitadora, revisamos también qué es una visita canónica, qué pensaba Don Boscoal respecto, y para hoy hemos dejado a Madre Mazzarello y su relación con las visitas a las comunidades de las Hijas de María Auxiliadora.
Comunión entre las hermanas
Madre Mazzarello sabe, a través de las sugerencias y del ejemplo de don Bosco, que las visitas pueden favorecer la comunión entre las hermanas y las comunidades.
Desde entonces, como peregrina continuamente en viaje, busca hacer nacer y consolidar comunidades en continua conversión, donde se vive la caridad, donde el amor de Dios, percibido y cotidianamente alimentado, se hace fuerza regeneradora de vida fraterna y apostólica.
Sus visitas eran vividas como tiempo de comunión, de encuentro y de alegría. Hacía la visita con amor y sabía captar los pequeños gestos y las necesidades, llegando a cada una personalmente. Consideraba las visitas una ocasión de comunicación directa con las hermanas con quienes no tenía contacto diario.
Ella, la campesina que nunca había salido de su país, se puso en camino. Sus viajes eran numerosos, buscaba la proximidad, deseaba estar en contacto directo, lo más posible, con la vida de sus hijas:
- Entre 1874 y 1878 los viajes fueron 17
- En el año 1879 fueron 14
- En 1880 fueron 10
- En 1881 fueron 3
Estos datos dan a conocer el amor, la preocupación, el acompañamiento que Madre Mazzarello ofrecía a sus hermanas.
El amor de Dios
El estilo de las visitas recuerda el ambiente y las relaciones vividas en Mornese. Escuchaba a todas las hermanas con infinita paciencia y caridad, las confortaba en sus penas y, aun respetando y apoyando a la autoridad, daba la razón a las hermanas, si la tenían, y prudentemente atendía a sus necesidades.
En las visitas lo observaba todo, nada se le escapaba, y daba a las hermanas las advertencias que consideraba necesarias para mantener vivo el espíritu religioso de la Congregación. Y aunque poco culta, pero llena de la ciencia de los Santos, daba sugerencias muy sabias y útiles.
Consideraba cada visita un signo del amor de Dios, un amor recibido, dado y vivido concretamente en las relaciones con cada hermana, con las comunidades, y también fuera del ambiente comunitario.
Cartas
Donde Madre Mazzarello no puede ir en visita, llega a través de sus cartas. En ellas manifiesta sus sentimientos, la ternura de su corazón, la necesidad de comunicar la vida que se vive en Mornese o en Nizza y de recibir noticias de familia.
Es significativo, cómo en muchas cartas, pasa de la destinataria, a la comunidad y viceversa. Manifiesta con simplicidad su sentimiento y deja ver también sus sufrimientos. A veces habla de ella misma con franqueza e ingenio. Otras veces dialoga, pregunta, enseña, aconseja, anima. Provoca la reflexión y la evaluación constructiva con sus preguntas siempre cimentadas en lo positivo: "¿Están alegres? ¿Tienen muchas niñas? ¿Aman al Señor, pero de corazón? ¿Trabajan solo por Él?” Quien ha elegido libremente una vida centrada en Dios, debe pensar que "una sola cosa es necesaria" esto es, la salvación de las almas.
Fuente:cgfmanet.org / Comunicaciones fmachile