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Aguinaldo 2014 - Acudimos a la experiencia espiritual de Don Bosco
- Por Sor Susana Diaz
- En: Ámbito Familia Salesiana
- Publicado 07 Jun 2013
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"Da mihi animas, cetera tolle"
Acudimos a la experiencia espiritual de Don Bosco, para caminar en santidad según nuestra vocación específica
"La gloria de Dios y la salvación de las almas"
Queridos hermanos y hermanas de la Familia Salesiana:
Tras dedicar el primero de los tres años de preparación al Bicentenario del nacimiento de Don Bosco a conocer su figura histórica y el segundo a captar en él los rasgos fisionómicos del educador y actualizar su práctica educativa, en este tercer y último año queremos ir a la fuente de su carisma, basándonos en su espiritualidad.
La espiritualidad cristiana está centrada en la caridad, que es la vida misma de Dios, que en su realidad más profunda es Agape, Caridad, Amor. La espiritualidad salesiana no es diversa de la espiritualidad cristiana; también se centra en la caridad, en este caso en la "caridad pastoral", o sea en aquella caridad que nos impulsa a buscar "la gloria de Dios y la salvación de las almas": "caritas Christi urget nos".
Como todos los grandes santos fundadores, Don Bosco vivió la vida cristiana con una ardiente caridad y ha contemplado al Señor Jesús desde una perspectiva particular, la del carisma que Dios le confió, es decir, la misión juvenil. La "caridad salesiana" es caridad pastoral, porque busca la salvación de las almas, y es caridad educativa, porque encuentra en la educación el recurso que le permite ayudar a los jóvenes a desarrollar todas sus energías para el bien; de esta manera los jóvenes pueden crecer como honestos ciudadanos, buenos cristianos y futuros habitantes del cielo.
Os invito, por tanto, queridos hermanos y hermanas, miembros de la Familia Salesiana, a acudir a las fuentes de la espiritualidad de Don Bosco, es decir, a su caridad educativa pastoral que tiene su modelo en Cristo, Buen Pastor y encuentra su oración y su programa de vida en el lema de Don Bosco "Da mihi animas, cetera tolle". Podemos encontrar así a un "Don Bosco místico", cuya experiencia espiritual es la base de nuestro modo de vivir hoy la espiritualidad salesiana, en la diversidad de vocaciones que en él se inspiran.
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Conocer la vida de Don Bosco y su pedagogía no quiere decir entender el secreto más profundo y la razón última de su sorprendente actualidad. El conocimiento de los aspectos de la vida de Don Bosco, de sus actividades y de su método educativo, no basta. En la base de todo esto, como fuente de la fecundidad de su acción y de su actualidad, hay algo que a menudo se nos escapa a nosotros, sus hijos e hijas: la profunda vida interior, lo que podríamos llamar su "familiaridad" con Dios. Quién sabe si no es precisamente esto lo mejor que tenemos de él para poderlo invocar, imitar, seguir para encontrar a Cristo y darlo a conocer a los jóvenes.
Hoy se podría trazar el perfil espiritual de Don Bosco, a partir de las impresiones expresadas por sus primeros colaboradores, pasando luego al libro escrito por Don Eugenio Ceria, "Don Bosco con Dios", que fue el primer intento de síntesis a un nivel divulgativo de su espiritualidad, consultando luego las distintas interpretaciones de la experiencia espiritual de Don Bosco hechas por sus sucesores, para llegar finalmente a un punto de inflexión en el estudio de la forma de vivir la fe y la religión del mismo Don Bosco.
Estos últimos estudios se adhieren con mayor fidelidad a las fuentes, abiertas a la consideración de las varias visiones espirituales que han influido en Don Bosco o que han tenido contacto con él (San Francisco de Sales, San Ignacio, San Alfonso María de Ligorio, San Vicente de Paúl, San Felipe Neri, ...), dispuestas a reconocer que la suya ha sido en realidad una experiencia original y genial. Sería interesante, en este punto, tener un nuevo perfil espiritual de Don Bosco, o sea una nueva hagiografía tal como la entiende la teología espiritual de hoy.
El Don Bosco "hombre espiritual" ha interesado a Walter Nigg, pastor luterano y profesor de Historia de la Iglesia en la Universidad de Zurich, quien escribió: "Presentar su figura prescindiendo del hecho de que nos encontramos ante un santo sería como presentar una verdad a medias. La categoría del santo debe tener prioridad sobre la de educador. Cualquier otra clasificación distorsionaría la jerarquía de valores. Por otra parte el santo es el hombre en el que lo natural limita con lo sobrenatural y lo sobrenatural está presente en Don Bosco en notable medida [...] Para nosotros no hay duda: el verdadero santo de la Italia moderna es Don Bosco "1.
En los mismos años ochenta del siglo pasado, la opinión era compartida por el teólogo P. Dominique Chenu o. p.; al ser consultado por un periodista que le pedía le mostrara algunos santos portadores de un mensaje de actualidad para los nuevos tiempos, contestó: "me gusta recordar, en primer lugar, al hombre que ha anticipado el Concilio en un siglo, Don Bosco. El es ya, proféticamente, un modelo de santidad por su obra que rompe con una manera de pensar y de creer de sus contemporáneos. "
En toda época y contexto cultural hay que responder a las siguientes preguntas:
- ¿Qué ha recibido Don Bosco del ambiente en que vivió? ¿en qué medida es deudor al contexto, a la familia, la escuela, la iglesia, la mentalidad de su época?
- ¿Cómo ha reaccionado y qué ha dado a su tiempo y su ambiente?
- ¿Cómo ha influido en lo sucesivo?
- ¿Como lo han visto sus contemporáneos: los salesianos, el pueblo, la iglesia, los laicos?
- ¿Cómo lo han comprendido las sucesivas generaciones?
- ¿Qué aspectos de su santidad nos parecen hoy las más interesantes?
- ¿Cómo traducir hoy, sin copiar, la forma en que Don Bosco interpretó en su tiempo el Evangelio de Cristo?
Estas son las preguntas a las que debería contestar una nueva hagiografía de Don Bosco. No se trata de alcanzar la identificación de un perfil de Don Bosco definitivo y válido para siempre, sino de evidenciar uno adecuado a nuestro tiempo. Es evidente que de cada santo se subrayan los aspectos que interesan por su actualidad y se relegan los que no se estiman necesarios en su propio momento histórico o se consideran irrelevantes para caracterizar su figura.
Los santos son una respuesta a las necesidades espirituales de una generación, ilustración eminente de lo que los cristianos de una época entienden por santidad. Es evidente que la deseada imitación de un santo sólo puede ser "proporcional" a la referencia absoluta que es Jesús de Nazaret, porque todo cristiano, en su situación concreta, está llamado a encarnar a su manera la universal figura de Jesús sin, por supuesto, agotarla. Los santos ofrecen un camino concreto y válido para esta identificación con el Señor Jesús. En el comentario al Aguinaldo que voy a proponer a la Familia Salesiana, estos serán los tres contenidos fundamentales que desarrollaré. Al final de ellos ofreceré algunos compromisos concretos que anticipo ya aquí en su totalidad.
1. La experiencia espiritual de Don Bosco
La espiritualidad es una forma característica de sentir la santidad cristiana y de tender a ella; es una forma particular de ordenar la propia vida a la adquisición de la perfección cristiana y a la participación de un especial carisma. En otras palabras, la vida cristiana es una acción conjunta con Dios que presupone la fe.
La espiritualidad salesiana se compone de varios elementos: es una forma de vida, oración, trabajo, relaciones interpersonales, una forma de vida comunitaria, una misión educativa pastoral de la educación basada en un patrimonio pedagógico, una metodología de formación, un conjunto de valores y actitudes característicos; una atención especial a la Iglesia y a la sociedad a través de áreas específicas de compromiso, un legado histórico de documentación y escritos, un lenguaje característico, un conjunto típico de estructuras y obras, un calendario con sus propias fiestas y celebraciones; ...
El punto de partida de la experiencia espiritual de Don Bosco es "la gloria de Dios y la salvación de las almas", que fue formulada por él en su programa de vida "da mihi animas, cetera tolle". La raíz profunda de esta experiencia es la unión con Dios, como expresión de vida teologal que crece con la fe, la esperanza y la caridad y el espíritu de la verdadera piedad. Esta experiencia se traduce en acciones visibles, la fe sin obras está muerta y sin fe las obras están vacías. Por último, tiene como punto de llegada la santidad: la santidad es posible a todos, depende de nuestra cooperación a la gracia, a todos se les da la gracia para ella.
Nuestra espiritualidad corre el riesgo de desaparecer porque los tiempos han cambiado y por- que a veces la vivimos superficialmente. Para actualizarla debemos partir de nuevo de Don Bosco, de su experiencia espiritual y del sistema preventivo. Los clérigos de la época de Don Bosco veían lo que iba mal y no querían ser religiosos, pero estaban encantados con él. Los jóvenes necesitan "testigos", como escribió Pablo VI. Se necesitan "hombres espirituales", hombres de fe, sensibles a las cosas de Dios y dispuestos a la obediencia religiosa en busca de lo mejor. No es la novedad lo que nos hace libres, sino la verdad, y la verdad no puede ser moda, superficialidad, improvisación: "veritas liberabit vos."
2. Centro y síntesis de la espiritualidad salesiana: la caridad pastoral
Una expresión de San Francisco de Sales dice: "La persona es la perfección del universo, el amor es la perfección de la persona, la caridad es la perfección del amor."2 Es una visión universal que pone en orden ascendente cuatro modos de la escala de la existencia: ser, ser persona, el amor como una forma superior a cualquier otra expresión, la caridad como la máxima expresión del amor.
La caridad es el centro de toda espiritualidad cristiana: no sólo es el primer mandamiento, sino que también la fuente de energía para seguir adelante. El fuego de la caridad en nosotros es un misterio y una gracia, no proviene de la iniciativa humana, sino que es una participación en la vida divina y un efecto de la presencia del Espíritu. No podríamos amar a Dios si Él no nos hubiera amado primero, haciéndonos sentir y dándonos el gusto y el deseo, la inteligencia y la voluntad para responder. No podríamos ni siquiera amar al prójimo y ver en él la imagen de Dios, si no tuviésemos la experiencia personal del amor de Dios.
La caridad pastoral es una expresión de la caridad, que tiene muchas manifestaciones: el amor de una madre, el amor conyugal, la compasión, la misericordia, el perdón, ... Nos indica una forma específica de caridad. Recuerda la figura de Jesús, el Buen Pastor, no sólo por la forma de su acción: la bondad, la búsqueda del que se ha perdido, diálogo, perdón, sino también y sobre todo para la esencia de su ministerio: revelar a Dios a cada hombre y mujer. Es más que evidente la diferencia con otras formas de la caridad que dirigen su atención preferente a necesidades específicas de la persona: salud, alimentación, trabajo. El elemento típico de la caridad pastoral es la proclamación del Evangelio, la educación a la fe, la formación de la comunidad cristiana, la saturación evangélica del ambiente.
La caridad pastoral salesiana tiene además una característica propia, documentada también al comienzo de nuestra historia: "En la noche del 26 de enero 1854 nos reunimos en la habitación de Don Bosco y se nos propuso hacer con la ayuda del Señor y de San Francisco una prueba de ejercicio práctico de la caridad hacia el prójimo, ... Desde entonces se les ha dado el nombre de salesianos a los que se propusieron o se propondrán este ejercicio"3. La caridad pastoral es el centro y síntesis de nuestra espiritualidad, que tiene su punto de partida en la experiencia espiritual del mismo Don Bosco y en su preocupación por las almas. Después de Don Bosco, sus sucesores han reafirmado la misma convicción, es interesante que todos se hayan apresurado a reafirmarla con una convergencia que no deja lugar a dudas. Está expresada en el lema "da mihi animas, cetera tolle".
3. Espiritualidad salesiana para todas las vocaciones
Si bien es cierto que la espiritualidad cristiana tiene elementos comunes y válidos para todas las vocaciones, es cierto también que se vive con diferencias particulares y una especificidad en función del propio estado de vida: el ministerio presbiteral, la vida consagrada, los fieles laicos, la familia, los jóvenes, los ancianos, ... tienen su manera típica de vivir la experiencia espiritual. Lo mismo vale para la espiritualidad salesiana.
En la "Carta de identidad de la Familia Salesiana" se han identificado los rasgos espirituales característicos de todos sus grupos, esto se detecta sobre todo en la tercera parte de este documento. Por otro lado, los diversos grupos legítimamente, por su origen y su desarrollo, tienen historias y características espirituales propias, que han de ser conocidas y son un tesoro para toda la familia.
Con el tiempo se ha desarrollado también una espiritualidad juvenil salesiana. Pensemos, además de las tres biografías de los jóvenes Miguel Magone, Domingo Savio y Francisco Besucco escritas por Don Bosco, en las páginas que dirige a través del "Joven cristiano" a los propios jóvenes, a las Compañías, ... Sería interesante conocer el desarrollo de la espiritualidad juvenil salesiana en el tiempo, hasta llegar a la década de los noventa, cuando se ha dado también una formulación autorizada de esta espiritualidad a través del Movimiento Juvenil Salesiano. Hay que profundizar el qué y el cómo proponer a jóvenes no creyentes, indiferentes o pertenecientes a otras religiones, los elementos de la espiritualidad juvenil salesiana.
Los grupos de la Familia Salesiana implican a muchos laicos en su misión. Somos conscientes de que no puede haber una plena participación, a menos que se comparta también el mismo espíritu. Comunicar la espiritualidad salesiana a laicos corresponsables que comparten con nosotros la pastoral educativa se ha convertido en una preocupación fundamental. Los salesianos, así como otros grupos de la Familia Salesiana, han realizado un trabajo explícito de formulación de una espiritualidad laical salesiana en el Capítulo General XXIV4. Ciertamente los grupos laicales de la Familia Salesiana constituyen una fuente de inspiración para esta espiritualidad.
Tras habernos vuelto más conscientes de que no puede haber una pastoral juvenil sin pastoral familiar, nos estamos preguntando qué espiritualidad familiar salesiana hemos de elaborar y proponer. Tenemos experiencia de familias que se inspiran en Don Bosco. Aquí el camino está todavía en su inicio, pero es un camino que nos ayuda a desarrollar nuestra misión popular, además de juvenil.
4. Compromisos para la Familia Salesiana
4.1. Comprometámonos a profundizar en lo que fue la experiencia espiritual de Don Bosco, su perfil espiritual, para descubrir al "Don Bosco místico" para que podamos imitarlo, viviendo una experiencia espiritual con identidad carismática. Sin apropiarnos la experiencia espiritual vivida por Don Bosco, no podemos ser conscientes de nuestra identidad espiritual salesiana, sólo entonces seremos discípulos y apóstoles del Señor Jesús, teniendo a Don Bosco como modelo y maestro de vida espiritual. La espiritualidad salesiana, reinterpretada y enriquecida con la experiencia espiritual de la Iglesia postconciliar y la reflexión de la teología espiritual de hoy, nos propone un camino espiritual que conduce a la santidad. Reconocemos que la espiritualidad salesiana es una espiritualidad verdadera y completa: se ha basado en la historia de la espiritualidad cristiana, sobre todo en San Francisco de Sales, tiene su fuente en la peculiar y original experiencia de Don Bosco, se ha enriquecido con la experiencia eclesial y ha llegado a la lectura y a la síntesis madura actual.
4.2. Vivimos el centro y la síntesis de la espiritualidad salesiana, que es la caridad pastoral. Fue experimentada por Don Bosco como la búsqueda de "la gloria de Dios y la salvación de las almas" y fue convertida por él en oración y programa de vida en el "da mihi animas, cetera tolle". Es una caridad que necesita alimentarse de la oración y basarse en ella, mirando al Corazón de Cristo, imitando al Buen Pastor, meditando la Sagrada Escritura, viviendo la Eucaristía, dando espacio a la oración personal, asumiendo la mentalidad de servicio a los jóvenes. Es una caridad que se traduce y hace visible en gestos concretos de cercanía, afecto, trabajo, entrega. Asumimos el sistema preventivo como una experiencia espiritual y no sólo como una propuesta de la evangelización y de metodología pedagógica, ya que encuentra su fuente en el amor de Dios que precede a cada criatura con su Providencia, la acompaña con su presencia y la salva dando su vida; nos dispone a acoger a Dios en los jóvenes y nos llama a servir a Dios en ellos, reconociendo su dignidad, renovando la fe en sus recursos de bien y educándolos a la plenitud de la vida.
4.3. Comunicamos la propuesta de la espiritualidad salesiana, según la diversidad de vocaciones, sobre todo a los jóvenes, a los laicos comprometidos en la misión de Don Bosco, a las familias. La espiritualidad salesiana debe ser vivida de acuerdo con la vocación recibida de Dios. Reconocemos los rasgos espirituales comunes a los diversos grupos de la Familia Salesiana, indicados en la "Carta de Identidad", damos a conocer los testimonios de la santidad salesiana, invocamos la intercesión de nuestros beatos, venerables y siervos de Dios y pedimos la gracia de su canonización. Ofrecemos a los jóvenes que nos acompañan la espiritualidad juvenil salesiana. Proponemos la espiritualidad salesiana a los laicos comprometidos en la misión de Don Bosco. Con la atención a la pastoral familiar, indicamos a las familias una espiritualidad adecuada a su condición. Por último, invitamos a vivir también una experiencia espiritual a los jóvenes, laicos y familias de nuestras comunidades educativo pastorales o de nuestros grupos y asociaciones que pertenecen a otras religiones o que se encuentran en situación de indiferencia frente a Dios; también para ellos es posible la experiencia espiritual como un espacio para la interioridad, el silencio, el diálogo con su conciencia, la apertura a lo trascendente.
4.4. Leamos algunos textos de Don Bosco, que podemos considerar como fuentes de la espiritualidad salesiana. Os propongo una colección de escritos espirituales de Don Bosco, en los que aparece como un verdadero maestro de la vida espiritual5. Así, podemos recurrir a páginas que nos hablan con inmediatez de la vivencia espiritual salesiana y de la experiencia que cada uno de nosotros puede asumir.
Don Pascual Chávez V., SDB
Rector Mayor
1 W. NIGG, Don Bosco. Un santo per il nostro tempo, Torino, LDC, 1980, 75.103.
2 Cfr. FRANCESCO DI SALES, Trattato dell'amore di Dio, Vol II, libro X, c. 1
3 MB V, 9.
4 CG24, Salesianos y laicos: comunión y participación en el espíritu y en la misión de Don Bosco, Roma 1996, nn.89-100.
5 A. GIRAUDO, libro in proxima publicación
Fuente: www.infoans.org